Excursión (media jornada) al Parque del Sureste: Lagunas de Velilla de San Antonio.

Laguna del Raso, Velilla de San Antonio, Parque Regional del Sureste.

El pasado jueves doce de enero nos fuimos de picnic a las Lagunas de Velilla de San Antonio. Probando como se va en transporte público, en autobús te plantas en poco más de una hora desde el centro de la ciudad en el corazón de uno de los parques naturales con mayor diversidad de aves de Europa...

 

Porrones moñudos y europeos en el cauce del Jarama.

El Parque Regional en torno a los ejes de los cursos bajos de los ríos Manzanares y Jarama, o como siempre se le llama "Sureste" fue declarado como espacio protegido, bajo la figura de Parque Regional, por la Ley 6/1994, de 28 de junio, sobre el Parque Regional en torno a los ejes de los cursos bajos de los ríos Manzanares y Jarama, y modificada por la Ley 7/2003, de 20 de marzo. Incluye a su vez las siguientes figuras de protección:

• Zona especial de conservación (ZEC): ES3110006 "Vegas, Cuestas y Páramos del Sureste de Madrid"
   
• Zona de especial protección para las aves (ZEPA): ES0000142 "Cortados y Cantiles de los ríos Jarama y Manzanares"
   
• Humedales protegidos: Lagunas de Cerro Gordo, Lagunas de la Presa del río Henares, Lagunas de Sotillo y Picón de los Conejos, Lagunas de Velilla, Laguna del Campillo, Laguna de Soto de las Juntas, Lagunas de Las Madres, Lagunas de Ciempozuelos y Laguna de Soto de las Cuevas
   

Calamones en los carrizos de la Laguna del Picón de los Conejos

Pero tanta protección, ¿por qué? ¿Que valores entrañan esos paramos y ese valle excavado entre ellos? Las fotos dicen muy poco de los rincones y paisajes que ofrece este tesoro natural/antrópico.  El Parque se extiende de norte a sur a lo largo del curso del río Jarama. Sobre un relieve llano, cubierto de estepas cerealistas, el Jarama y sus afluentes abren un amplio valle, donde predominan las llanuras de ribera y algunos cerros, entre los cortados y cantiles yesíferos y calcícolas. Los umbríos sotos y riberas de los ríos y de los numerosos humedales y lagunas.

Estas imagenes corresponden al peor impacto puntual del P. R. Sureste. Realizadas en diciembre 2016 en una visita con Tania Venafrente. La denominada Laguna del aceite, un enorme agujero de más de 40.000 metros cúbicos en el que durante cerca de 20 años Ulibarri S.A. del Grupo PiqSA vertió con el consentimiento de las autoridades, en pleno Parque Regional del Sureste, una mezcla de agua, ácidos e hidrocarburos. Una mezcla mortal y tóxica de chapapote ácido y con metales pesados.

En un acto casi seguro punible la Comunidad de Madrid adquirió esa parcela hace años, y con ella la responsabilidad sobre los residuos. Los trabajos se han iniciado ya al menos la trampa para las aves no tiene el aspecto que tenía en 2012 la última vez que la visite en una de las manifestaciones por su descontaminación.

Pero todo esto entrecruzado de infraestructuras, desmanes urbanísticos, usos intensivos del territorio, cerramientos, vallados, y los núcleos urbanos limítrofes. La presión que sufre es terrible... Este contraste de paisajes no hace sino resaltar el valor de los escasos enclaves donde uno puede olvidar la proximidad de la metrópolis. Para mi uno de ellos es el recorrido alrededor de las lagunas de Velilla de San Antonio: El Raso, Picón de los Conejos y el Soto.

Porrones europeos (Aythya ferina) y moñudos (Aythya fuligula) con fochas (Fulica atra)en el Río Jarama.

Tras la interesante y singular flora y fauna asociada a los cantiles yesíferos, este parque destaca por su ornitofauna. Las características climáticas, orográficas, vegetales e hidrológicas del Parque le dotan de una gran diversidad de hábitats, que obligadamente se traducen en una importante e interesante comunidad faunística.

Anades frisos (Anas streptera) en Río Jarama.

En las áreas llanas occidentales del Parque, allí donde predominan los cultivos de secano, encontramos las aves esteparias más representativas los alaúdidos que inundan el paisaje con sus cantos mientras comparten este hábitat con las emblemáticas avutardas (Otis tarda), sisones (Tetrax tetrax), alcaravanes (Burrhinus oedicnemus), cernícalo primilla (Falco naummani) o aguiluchos cenizos (Cyrcus pygargus).  Los cortados yesiferos contienen numerosas oquedades que constituyen el lugar idóneo para especies rupicolas comoel halcón peregrino (Falco peregrinus),  el Buho real (Bubo bubo), la chova piquirroja (Pyrrhocorax pyrrhocorax), la collalba negra (Oenanthe leucura) y el roquero solitario (Monticola solitarius). Finalmente el otro hábitat mayoritario en el parque las vegas y lagunas son de la máxima relevancia. La relación de avifauna acuática alcanza las 120 especies, de las cuales el 21% se encuentran incluidas en alguno de los catálogos de protección al uso con diversos estatus.

Zampullines chicos y somormujo lavanco descansando al mediodía en el Raso.

Ya centrándonos en nuestra visita resulta difícil que destacar. Las muchísimas aves de pequeño tamaño de los sotos y riberas: pinzones (Fringila coelebs), mitos (Aegithalus aegithalus), carboneros comunes (Parus major), mosquiteros (Philloscopus sp.), herrerillos (Cyanistes caeruleus), verderones (Chloris chloris), lavanderas cascadeñas (Motacilla cinerea) y blancas (Motacilla alba), martín pescador (Alcedo atthis), agateadores (Certhia brachydactyla), petirojos (Erithachus rubecula), pardillos (Carduellis cannabina), tarabillas (Saxicola rubetra), escribanos palustres (Emberiza schoeniclus),... Entre los que se dejaron ver.

Pato colorado (Neta rufina) en la Laguna del Picón de los Conejos.

O los grandes grupos de gaviotas sombrías (Larus fuscus) y cigüeñas blancas (Ciconia ciconia), cicleando sobre nuestras cabezas, los bandos de torcaces (Columba palumbus). Las rapaces que aunque en esta ocasión solo vimos aguilucho lagunero, cernícalo vulgar y halcón peregrino. En esta temporada he visto águila real (Aquila chrysaetus), águila imperial (Aquila adalberti), concentraciones de aguiluchos laguneros (Circus aerruginoseus), aguilucho pálido (Circus cyaneus), buitres (Gyps fulvus), ratoneros (Buteo buteo) y un lejanisima águila perdicera (Aquila fasciata).

Observando al inicio de la Laguna del Picón de los Conejos a estos cormoranes secandose.

Las anátidas son sin duda lo más agradecido de esta visita, no solo nos permiten esa observación lejana de telescopio habitual en las grandes laminas de agua, sino que muchas especies son fácilmente observables en el cauce del Jarama desde el camino a una distancia corta, de prismático, sin molestarlos. Entre los que vimos, en este pequeño paseo, en el cauce  destacan los porrones moñudos (Aythya fuligula) y europeos (Aythya ferina), patos buceadores junto a zampullines comunes (Trachybaptus ruficollis), muy abundantes; cerca de los carrizales se observan las cercetas comunes (Anas crecca), los elegantes ánades frisos (Anas strepera) y los comunes (Anas platyrhynchos). En las lagunas es también fácil observar a todos ellos, junto a patos cuchara (Anas clypeata), silbones europeos (Anas penelope), somormujos lavancos (Podiceps cristatus) y, con suerte como en esta jornada, patos colorados (Netta rufina).

Fochas peleando en el cauce del Jarama.

En las orillas nadan las conocidas fochas comunes (Fulica atra) y las gallineta común (Gallinula chloropus) que no dejan de sorprendernos mientras  nos dejamos la vista por avistar calamones (Porphyrio porphyrio) que vimos tres y avetorillos (Ixobrichis minutus) que en esta jornada no localizamos. Tambien son abundantes las garzas reales (Ardea cinerea) y las garcetas comunes (Egretta garzetta) y la mucho mayor garceta grande (Egretta alba) que aunque en esta ocasión no se dejo ver en anteriores visitas si tuvo ese gusto.  A veces también se observan limícolas pero esta visita en plena temporada de caza, un jueves escuchamos disparos. Para postre en la zona de el Picón de los Conejos observamos muchos de estos y un zorro. No eran horas para tener suerte con la nutría (Lutra lutra) o, el invasor, mapache (Procyon lotor).

Calamón (Porphyrio porphyrio) nadando.

Nos volvimos poco después de almorzar junto a la ribera del Jarama,salimos a las tres y media volviendo a Madrid a las cuatro y cuarto con tiempo para ver un cernícalo volando por Conde Casal.