15 nov 2010

LA DEHESA.
La dehesa constituye un magnífico ejemplo de ecosistema equilibrado, con el hombre y los animales domésticos armónicamente integrados en un bosque abierto, que soporta y se beneficia de esta presencia. En esencia la dehesa consiste en una malla con árboles diseminados, que bombean agua y bases del subsuelo y depositan hojarasca, correctora de las principales deficiencias edáficas, a la vez que protegen de la erosión, reducen la temperatura ambiente en verano, aumentan la humedad relativa en el momento más necesario, resguardan al ganado de vientos e inclemencias y ponen a disposición del hombre la fertilidad acumulada en el suelo, y los espacios intercalados de pastos y labores con grandes períodos de descanso.
Desde tiempos remotos, el hombre ha convivido de esta forma con la encina y a través de las generaciones se ha forjado un carácter, del que aún hoy encontramos rastros entre las gentes que viven de la dehesa o sus descendientes. La dehesa alberga de este modo al hombre, que contribuye a su mantenimiento y equilibrio de diferentes formas: aclarando las encinas para facilitar el desarrollo de los pastos, tallando sus copas para hacerlas más fructíferas (poda) y llevando de una forma racional una gran diversidad de ganado, que mantiene las condiciones óptimas de la pradera, pastándola y enriqueciéndola con el aporte de sus excrementos. Favoreciendo la fauna cinegética más apetecida (conejos, palomas, perdices), hasta generarse un superdepredador especifico el lince ibérico.
En una dehesa bien conservada se evita la matorralización mediante el pastoreo de las diversas cargas ganaderas, a los diferentes usos (entre ellos el manejo del fuego) y a la labor de terrenos de cultivo. Así el aprovechamiento extensivo permite obtener de las tierras de labor forraje y cereal, y en casos favorables productos de huerta y frutos cultivados. De los pastos, la dehesa más reconocible, se obtienen los forraje, bellotas y ramón para alimentar al ganado, así como algo de leña de las podas, corcho si hay alcornoques y otros frutos que puedan coexistir, aunque el gran tesoro es la bellota del que una encina puede producir de 5 a 14 kg./año, aunque se conoce el caso de un pie en Córdoba que dio hasta 600 kg./año. Del monte se obtiene la mayor parte de la leña, la caza, corcho cada 9-10 años, setas y otros "frutos" silvestres, y es donde suelen ubicarse las colmenas para evitar las molestias al ganado. De esta forma se producen varios aprovechamientos directos de los que claramente destacan, fuera de la autosuficiencia, la producción de cereal y forraje, la de leña, y la del ganado principalmente, así como otras secundarias y casi abandonadas entre las que destaca el corcho, la caza, la miel, la elaboración de quesos y otros productos artesanales (castañas, nueces, cerezas, setas). Otros usos ya abandonados serían la producción de carbón vegetal, la lana, la cestería, la marroquinería, etc. Hoy por hoy el mayor beneficio viene dado por las ayudas económicas de la PAC y la comercialización de la carne y elaboración de chacinerías artesanales, tan renombradas como las de cerdo ibérico, y puntualmente por el turismo rural que amplia las posibilidades del producto artesanal y el de fin de semana que permite la supervivencia de la actividad hostelera.
El arbolado, compuesto por encinas (Quercus rotundifolia), alcornoques (Q. suber), quejigos ibéricos (Q. faginea) o quejigos lusitanos (Q. broteroi) y, en los puntos más elevados y en umbrías pueden aparecer melojos (Q. pyrenaica), quejigos andaluces (Q. canariensis) o fresnos (Fraxinus angustifolia), mientras que en la porción más meridional pueden estar acompañados por algarrobos (Ceratonia silicua) o acebuches (Olea europea var. sylvestris) puede aparecer con una densidad muy variable, desde el bosque apenas aclarado hasta el majadal arbolado.
En función del número de árboles presentes varían las condiciones de sombra en los estratos inferiores. Este factor condiciona la aparición de especies cada vez más heliófilas a medida que disminuye el número de árboles. La tendencia natural del bosque al ser aclarado, es la de cubrir los espacios abiertos a base de nuevos rebrotes, y la aparición de otras especies de arbustos y matorral. Contrarestado por el ramoneo del ganado y de ungulados silvestres de interés cinegético como el venado, el corzo y el jabalí o los introducidos históricamente gamo y muflón.

Figura 1: Catena idealizada de los usos característicos de una dehesa tipo. Los distintos paisajes tradicionales presentan una distribución condicionada por el tipo de gestión asociado a las características geomorfológicas de disponibilidad hídrica y de nutrientes. Modificado de "Los Bosques Ibéricos".
Pero estos no son los únicos beneficios de los árboles de la dehesa, ya que conservan el suelo, favorecen la aparición de los pastos porque aumentan la fertilidad, disminuyen el efecto dañino de las precipitaciones, aumentan la humedad, movilizan nutrientes del suelo, disminuye la temperatura en superficie y la radiación directa, al tiempo que canaliza las aguas al suelo evitando la erosión. Por todo esto en primavera y hasta el otoño se producen entre 900 y 2300 kg. de pasto en peso seco por hectárea, lo que puede alimentar una gran carga ganadera. Pero para ello es necesario un trabajo continuo dada su inestabilidad siendo reguladas las labores en Extremadura por el Anexo 3 de la Ley de la Dehesa de Extremadura (Ley 1/1986, DOE. 15 de Mayo de 1986) como la entresaca (eliminación selectiva de píes), el descuaje del matorral, el laboreo ("técnica cultural obligatoria") y las podas. Sin estos mantenimientos la matorralización es rápida.
La ganadería de la dehesa esta representada por razas adaptadas durante siglos a este medio y que encuentran en el abrigo y sustento. Así vacas, caballerías, ovejas, cabras, cerdos, pavos, gallinas, palomas y colmenas forman parte de este paisaje. Tradicionalmente el ganado se repartía por distintas las diferentes franjas de terreno en función de optimizar el aprovechamiento de los recursos. En las porciones superiores donde abundan especies de matorral poco palatables, algunos roquedos y escasos pastos se apacían las cabras. En la franja inferior de menores pendientes y con mayor abundancia de arbolado a cuya sombra se desarrollan pastos y matorrales más palatables a las que hay que sumar la existencia de bellotas, frutos y setas son las zonas donde se desarrolla el ganado porcino de la excelente raza ibérica. Las ovejas en cambio se mantienen en las zonas bajas en las majadas, aunque pastan por los diferentes tipos de pastizales, en estas zonas de pie de monte se acumula materia orgánica que sumada al efecto del ganado produce los majadales. Las zonas bajas se dedican a cultivos pero también a la ganadería de vacuno (razas retinta y lidia), así como excelentes caballerías.
Una vez entendidos los diversos aprovechamientos y el dinamismo de la dehesa. Esta puede estudiarse diferenciando sus tres componentes principales: El monte, los cultivos y los pastizales. En el apartado siguiente se tratará el monte, o sea de la formación de quercíneas en bosque y sus etapas de matorral.
Los cultivos como se ha comentado se hacen a tres o cuatro hojas sustituyendo cada 3 o 4 años en función del terreno los cereales por leguminosas, además de los cereales y la alfalfa también se llega a cultivar girasol. En terrenos desmontados de matorral para aprovechar su fertilidad se cultiva en ocasiones centeno para el ganado. A los cultivos suele corresponder entre el 10 al 30 por ciento del terreno.
Los pastizales de la dehesa, bajo este término se engloba una gran variedad de comunidades herbáceas, relacionadas con la mayor o la menor fertilidad y disponibilidad hídrica. En las zonas más pobres se establecen pastizales de efímeros o posíos, seguidos de vallicares pobres, vallicares normales, majadales secos y húmedos, y finalmente los vallicares de siega y los bonales, si la hidromorfía es aún mayor.
Los posíos, constituidos casi exclusivamente por terófitos, ocupan la mayor parte de la dehesa. Su productividad es muy variable en función de la meteorología, aunque son los más diversos. Entre estos destacan especies del genero Vulpia, Trifolium cherleri, T. glomeratum, Erodium cicutarium, Anthyllis lotoides, Sedum caespitosum, S. arenarium, Biserrula pelecinus, Logfia minima, Xolantha guttata, X. echioides, Aphames microcarpa, Arenaria leptoclados, Tolpis barbata, etc.
Los majadales son los pastizales por excelencia de las dehesas, representando un modelo ejemplar de interacciones entre la vegetación herbácea y los herbívoros domésticos, presentándose en zonas querenciosas para el ganado, especialmente ovino, como las majadas u otras edificaciones similares (tinaones, zahurdas). Así aparecen especies nitrófilas con resistencia al pisoteo y al consumo que se desarrollan en los primeros centímetros de suelo, resultando un tapiz denso, muy productivo y diverso. Las especies más representativas del majadal son: Poa bulbosa y Trifolium subterraneum. También aparecen otras especies como Spergularia rubra, Hypochoeris glabra, Trifolium suffocatum T. bocconei, Taraxacum dens-leonis, Erodium botrys, Odontites tenuifolia, Bellis perennis, Narcissus bulbocodium, Parentucellia latifolia, Bufonia macropetala, Onobrychis humilis, etc. En situaciones de mayor humedad desaparecen algunas leguminosas y aparecen más gramíneas perennes como Cynodon dactylon, Dactylis glomerata, Cynosurus echinatus o Agrostis castellana. En condiciones de mayor basicidad aparecen especies del genero Astragalus junto a Ranuncullus bullatus, Scorpiurus muricatus o S. vermiculatus.
Con el descenso de la actividad transhumante y la sustitución del ganado ovino por el vacuno este tipo de formaciones esta sufriendo un lento pero continuo deterioro, la excesiva nitrificación hace aparecer elementos de menor palatabilidad como Malva nicaensis, Chenopodium album, Descurainia sophia, Crepis vesicaria subsp. haenseleri, Medicago polymorpha o Silene gallica.
Los vallicares ocupan zonas fértiles y húmedas presentando valores elevados de producción, actuando en ocasiones como prados de siega. En su composición intervienen elementos de alta calidad pastoril como: Agrostis spp., Alopecurus pratensis, Festuca pratesis, Gaudinia fragilis, Trifolium repens, T. pratensis, T. micranthum, etc.
Los bonales representan un caso extremo de vallicar sometido a encharcamiento temporal abunda Ophioglossum lusitanicum, Mentha pulegium, Anthoxanthum odoratum, Cynosurus cristatus, Lotus hispidus. En estos medios puede aparecer Isoetes durieui, especie considerada vulnerable en Andalucía.

29 ago 2010

EL LOBO Y LAS INFRAESTRUCTURAS LINEALES.

Durante el siglo XX, el lobo ibérico (Canis lupus signatus) fue perseguido en España con ánimo de exterminio hasta la década de los 70. La mayor población se encontraba en las montañas del norte pero sobrevivían algunas poblaciones residuales en el sur y el oeste. Entonces, la nueva conciencia conservacionista, el despoblamiento rural y la gran capacidad de recuperación del lobo dan un giro radical a su situación. Esta progresiva expansión del lobo en España coincide con la expansión que la especie está viviendo en Norteamérica, en Europa y en otras partes del mundo. Esta recuperación animó a la Unión Internacional de Conservación de la Naturaleza (UICN), en 1996, a sacar al lobo de la categoría de Vulnerable para incluirlo en la de "riesgo menor: mínima preocupación". Aún así, la población de la Península Ibérica se incluye en el catalogo de la UICN en la categoría "riesgo menor, dependiente de conservación". Debemos recordar que esta especie está “estrictamente protegida” al sur del río Duero, aunque se mantiene como especie cinegética al Norte del mismo.

Figura 1: Distribución actual del Lobo en España, tomado de ASCEL (Asociación para la Conservación y Estudio del Lobo Ibérico). http://www.loboiberico.com.

Más de dos mil quinientos lobos ibéricos pueblan los montes españoles, la población más grande de toda Europa occidental y en proceso de expansión. La gran población está claramente distribuida en la zona noroeste. El 93% del total se agrupan en Castilla y León, Galicia y Asturias, con presencia estable en Cantabria, el País Vasco y Castilla – La Mancha (Guadalajara) y existen dos poblaciones aisladas en Andalucía ambas en Sierra Morena, en la Sierra de Andújar (Jaén) y en la Sierra de Hornachuelos (Córdoba) de unos 60 lobos. Además en los últimos años han aparecido lobos en el Norte de Cataluña estos animales tienen su origen en Francia aunque pertenecen a la subespecie italiana (Canis lupus italicus). Esta amplia distribución implica que la presencia del lobo incluya todos los tipos de hábitats presentes: zonas de montaña y pre-sierra, bosques o repoblaciones de coníferas, robledales y encinares, sotos fluviales y llanuras cerealistas.

Biología del Lobo Ibérico

El lobo es un animal social que, como sabemos por los documentales e historias tradicionales, se junta en manadas. Estas manadas son un grupo familiar extendido con una única hembra reproductora, salvo en casos excepcionales en los que la abundancia de presas en primavera posibilitan la reproducción de dos o tres hembras. El lobo es también una especie territorial, estas unidades sociales, los grupos familiares, delimitan ciertos territorios, dentro de los que se diferencian varias zonas especificas:

- Áreas de máxima seguridad, zonas de refugio, descanso y reproducción.
- Territorio propiamente dicho, terreno concreto dominado por un grupo.
- Área de campeo que representa la totalidad del terreno donde transita el individuo o grupo.

Las áreas de máxima seguridad suelen encontrarse en zonas de vegetación tupida y poco accesibles, pero la gran plasticidad de esta especie ha dado lugar a que en ocasiones lleguen a reproducirse en el lindero entre dos tierras en la llanura cerealista, o incluso en la proximidad de edificaciones en desuso. El lobo suele reproducirse en los pinares de repoblación (Cortés, comentario personal), muy abundantes en la Península Ibérica, utilizando otros tipos de bosque y matorral para su alimentación (área de campeo).

Parece existir una relación entre el tamaño del territorio y la disponibilidad de presas y el tamaño de estas, así como en relación a la densidad de ejemplares y la presión humana. Así según Grande de Brío existen distintas tipologías de territorios. En una población estable los territorios son concéntricos e interiores (con las áreas de seguridad en el centro) y presentan una distribución continua, quedando yuxtapuestos con pequeñas zonas de contacto y espacios libres intermedios (tierra de nadie). Los excedentes de población pueden formar territorios marginales fijos o eventuales, estos últimos normalmente ocupados por lobos jóvenes. En situaciones de desequilibrio los territorios pueden quedar aislados como resultado de la desmembración de la población (poblaciones relictas de Andalucía y extintas de Extremadura), pueden solaparse, lo que indica graves problemas o incluso invertirse, situándose las zonas de seguridad en la periferia y el resto del espacio en el centro, lo que representa una última fase de desorganización.

Este gran carnívoro presenta territorios en zonas humanizadas de Castilla y León de entre 20 y 60 km2 y zonas más agrestes hasta 100-150 km2, con áreas de campeo mucho mayores de más de 250 km2. Los desplazamientos diarios son también muy variables en función del alimento disponible y el tipo de hábitat pudiendo observarse desplazamiento entre 10 y 45 km. diarios.

Tradicionalmente se conocen “pasos de lobo”, son pasos establecidos, es decir se trata de caminos bien definidos que llegan a usarse durante generaciones, suelen ser pasos naturales y en muchas ocasiones coinciden con vías de comunicación humanas, veredas, calzadas romanas, vados, etc. Estos pasos aparecen normalmente en puntos de contacto entre territorios, en tierra de nadie, y permiten acceder a distintas zonas de campeo y la dispersión de los jóvenes.

El lobo es un animal cuyas poblaciones presentan una alta tasa de renovación, es decir una alta tasa de natalidad asociada a una alta tasa de mortalidad. En nuestro entorno sufren una elevada mortalidad causada por el hombre, de forma directa e indirecta. Aunque en estudios realizados en entornos naturales (Donali, Alaska) la alta tasa de renovación es de origen natural. Esto implica que la saturación de la población está directamente relacionada con la mortandad e inversamente con la productividad (suma de natalidad y supervivencia). Así, si aumenta la densidad de presas o baja el número de lobos, la mortalidad disminuye. En la Península la convivencia con el hombre hace que la mortalidad sea proporcional a los daños en la caza o el ganado, resultando esta diez veces mayor en áreas de montaña que en los llanos cerealistas (Blanco y Cortés, 2002).

Como resultado de esta dinámica poblacional el incremento anual provocado por la reproducción aumenta la saturación por lo que los individuos jóvenes (1-3 años) se dispersan a zonas menos saturadas. En zonas de baja densidad establecerán nuevos territorios, mientras que en zonas muy pobladas buscaran un territorio en que se dé una baja para ocupar su lugar. A estos ejemplares se les denomina transeúntes y se les localiza en los hábitats de menor calidad situados entre los territorios ya establecidos, o en la periferia, exponiéndose con frecuencia a los riesgos derivados de la actividad humana (atropellos, venenos, furtivismo, etc.), o a la muerte por otros lobos que defienden su territorio. Siendo una alta tasa de mortalidad de los dispersantes la norma, aunque aquí intervienen otros factores como la capacidad cultural de carga del hábitat (Fuller 1995 en Blanco y Córtes 2002), que se corresponde con el número de lobos que una sociedad está dispuesta a admitir en un momento y lugar, así esta mortalidad voluntariamente causada por el hombre pasa a ser el principal factor de regulación de la población. Esta mortandad apenas afecta a las poblaciones estables o “interiores”, pero pueden significar el final de las poblaciones que presentan territorios aislados, como parece haber ocurrido recientemente con las poblaciones extremeñas.

El efecto barrera y los pasos de fauna.

La extensión de las poblaciones de lobo su fuerte tendencia filopátrica hace que las nuevas manadas se sitúen junto a otras ya existentes, extendiéndose su área de distribución como una mancha de aceite, aunque algunos ejemplares puedan dispersarse a distancias mucho mayores. Por este motivo las nuevos colonizadores tienden a ocupar el espacio disponible próximo, no seleccionando el hábitat más adecuado para su supervivencia, sino ocupando aquellas zonas libres disponibles hasta la barrera más cercana (Blanco y Cortés, 2002).

Las barreras son obstáculos que impiden, filtran o retardan el paso de los individuos. Estas pueden ser de distinta naturaleza: Físicas como ríos encajados, altas montañas, autovías, o zonas de regadío. Y culturales, áreas donde la población no tolera la presencia del lobo. Un caso claro de la primera es el Río Duero en Zamora y uno de la segunda es la dificultad para el lobo de colonizar Segovia o el País Vasco, habiéndose la especie extendido por la Rioja, Soria y Guadalajara (zonas despobladas) y no en estas zonas más cercanas. La acumulación de los obstáculos aumenta el efecto barrera en mayor medida que la naturaleza de estos, aunque el aprendizaje en esta especie parece permitirle salvar cualquier obstáculo. Cabe destacar en los estudios realizados por Blanco y Cortés (1999) el caso de la autovía N-VI entre Tordesillas y Benavente en que 4 lobos radio-marcados atravesaron la autovía, incluso de día, por pasos elevados para vehículos. (en este tramo no existen pasos para fauna o drenajes de tamaño adecuado, es poco permeable). O el caso de 8 lobos marcados a menos de 5 km. del Duero (corredor con varias infraestructuras menores: carreteras, canales, vías férreas) donde por espacio de un año solo se detecto un cruce, aunque en los cuatro meses siguientes se dieron muchos, quizás por el efecto del aprendizaje.

Los pasos para fauna son infraestructuras artificiales adecuadas para aumentar la permeabilidad de una barrera física artificial, normalmente lineal, para determinados grupos faunísticos. Existen dos tipos principales, los pasos inferiores y los superiores, estos últimos son los recomendados para grandes mamíferos. En cuanto al lobo aunque se desconocen sus necesidades para estos y aunque como se ha señalado anteriormente, como especie de gran plasticidad y oportunista, pueda aprender a superar barreras. Basándose en el principio de precaución se tiende a recomendar el uso de pasos superiores con vegetación de bastante tamaño como los recomendados para ungulados de gran porte. Para aumentar la efectividad de un paso de fauna este ha de constar de un sistema que sirva para concentrar a los animales que se desplazan en estos puntos. Por una parte es necesaria una estructura en forma de embudo que concentre el tránsito de animales en la boca del paso, unido a apantallamientos que dificulten que los animales se asusten o estresen por el tránsito de vehículos por la infraestructura.

Tras unas consultas realizadas al Servicio Territorial de Medio Ambiente de Zamora, se recibió en la respuesta una serie de información bibliográfica y recomendaciones y requerimientos de esta administración. Así se indico que recomendaban, de acuerdo con la bibliografía existente, el uso de pasos faunísticos indicados para las especies más sensibles como el ciervo (Cervus elaphus) y nunca coincidente con otros usos (caminos vecinales) y se informo de que se requiere la instalación de estas estructuras cada cinco kilómetros, además se aconsejo que estos pasos coincidieran con zonas donde la infraestructura se encuentre encajonada en el terreno y coincidiendo con las extensiones boscosas.

Figura 2: Paso Superior Exclusivo: Materiales y acabados. La solera del paso estará formada por una parte estructural (tablero o bóveda), similar a la da cualquier otra estructura de paso, y una capa de tierra vegetal que permita la revegetación. Entre las dos se dispondrá una capa filtrante que proteja a los elementos estructurales de la humedad del sustrato natural al mismo tiempo que garantiza el correcto drenaje del paso. Se realizará una revegetación de toda la superficie del paso y sus accesos con especies locales resistentes. Para los cerramientos laterales y en las inmediaciones de los accesos se optará por pantallas opacas de madera tratada. También se colocarán elementos inertes (troncos y piedras) que puedan servir de refugio a pequeños animales y de obstáculo al tránsito de vehículos.

El modelo de paso para fauna más adecuado debe reunir las siguientes características:

• Anchura de 12 metros.
• Especifico, nunca mixto, sin caminos rurales coincidentes.
• Difícil acceso desde otras vías o caminos rurales, para impedir su uso por parte de la población local.
• Entrada o boca con forma de “embudo” para evitar el efecto “túnel” que tiene un paso estrecho para un animal salvaje.
• Restauración vegetal posterior a la construcción.
• Plantación de matorrales adecuados para facilitar el transito de animales en el paso y en sus bocas.
• Cubiertas de sustrato semejante al entorno y plantadas con vegetación similar a la de los alrededores.
• Formación de una pantalla arbórea o de matorral alto, utilizando las especies existentes en cada tramo, de unos 200 m. para evitar que ruidos y luces espanten los animales.
• Vallado de los laterales de la autovía y mantenimiento de este para evitar el cruce por la calzada y concentrar los animales en los pasos.
• Distribución de los pasos en función de los condicionantes ambientales más recomendados:
• Zonas elevadas sobre la autovía, de manera que los animales no tengan que subir una rampa y que la autovía quede oculta al estar atrincherada.
• Coincidencia con las zonas de vegetación arbórea o arbustiva más densas y mejor conservadas. Así como otros puntos donde se detecte el transito de sus presas naturales más habituales (corzo, ciervo, jabalí).
• Coincidencia con las zonas de elevado uso por la especie, pasos de lobo tradicionales y lugares donde han muerto atropellados con anterioridad ejemplares de esta especie.

9 ago 2010

Excursión a Valderedible desde Santander (1 dia)

Esta es una salida que planee con mi madre en 2005, fue muy entretenida y amena.
Desde Cantabria, saliendo por el Puerto del Escudo después de desayunar/comprar sobaos en algún obrador en Ontaneda. Se continua hacia Burgos, vistas desde el Puerto sobre el embalse del Ebro. Cerca de Cabañas de Virtus se ven turberas en la zona junto al embalse (ranas, aves, plantas carnívoras).
Tras el pequeño Puerto de Carrales (bonito hayedo donde cría el lobo) a la derecha aparece una construcción (con murete alrededor) a su derecha sale un camino de tierra que se dirige al oeste. Sobre la loma aparece un pastizal salpicado de típicos chozos de piedra (bien conservados) de los vecinos de Orbaneja del Castillo que cultivaban cereal y pastoreaban estas tierras altas y en estos chozos pasaban las noche (atención a reptiles en los prados y rapaces en el cielo).
Volviendo a la carretera entrando al cañón del Ebro, antes de Escalada esta el desvío a Orbaneja, Ruerrero, Polientes. Lo tomamos desde la carretera observamos el "Castillo" formas erosivas que asemejan almenas en lo alto del páramo donde la erosión esculpe diversas formas.
Nos detenemos en Orbaneja al este del núcleo. Subiendo por las escaleras hacía el pueblo discurre un arroyo que salta en cascaditas entre formaciones de Gurs (piscinitas creadas por el Karst, fenómenos de disolución/precipitación de Carbonato cálcico, cuevas) y por aprovechamientos para molinos y capturas para agua de riego y uso domestico.
Llegando al pueblo veremos la plaza en la que venden productos artesanales, un sendero nos lleva rápidamente a una zona ajardinada junto a la cueva donde nace el arroyo. Se puede tomar un vino en alguna terraza para recorrer el pueblo hacia el oeste y volver a por el coche por la carretera, viendo el río a nuestra derecha (atentos es zona de nutria, mirlo acuático y martín pescador) con su vegetación o huertas.
Siguiendo por la carretera se llega a Villaescusa de Ebro, donde una señal informa de ermitas trogloditas (Excavadas en cuevas), existen visitas guiadas, baratas y graciosas.
Siguiendo por la carretera por este precioso valle se llega a San Martín de Elines con su catedral románica joya a visitar, el cura es un "carca" que cuenta más detalles de los saqueos de los rojos en la Guerra Civil que de arte. Se puede comer en Ruerrero (hay un buen restaurante (como no, cocido y chuletón con patatas de Valderredible, muy famosas y con razón, dejar sitio pal postre).
Desde Ruerrero ir hacia Riopanero al centro de recepción de Visitantes de Monte Hijedo, y desde allí ir a visitar el robledal de roble albar (Quercus petrea), más grande que nos queda, basta con seguir las indicaciones del Centro o con aguas arriba coger el camino de tierra a la izquierda que sigue por el valle más occidental. (Atentos hay salamandras, pico negro, azores, lobo, corzo, etc…) y se pueden coger Boletus edulis (hongo).
Tras esto se puede volver por Soto Rucandio a la carretera N-623 y cenar en Santander, o volver a Ruerrero y seguir por las carreteras el cauce del Ebro por Polientes (también hay donde comer), hasta Barcena de Ebro donde tornamos hacia Reocin de los Molinos (donde hay un sitio de menú tradicional, lo que toque, con un viejete que toca la zanfoña, el violín de cuerda). Y seguimos hacia Mataporquera donde podemos cenar muy bien en el Mesón las Lanzas (platos tradicionales con aire moderno) sitio muy mono, bien atendido y bastante barato. Tlf: 942751957). Desde aquí autovía hasta Torrelavega.

Presentación

Este blog nace un caluroso agosto de 2010 como resultado de la recomendación y ayuda de una amiga. En el pretendo dar salida a mis inquietudes en temas relacionados con el medio ambiente y la naturaleza. Este blog muestra mis opiniones, hablo de lo que me preocupa y comparto ideas. Por lo que el autor es el único responsable de los artículos y las opiniones que se publican en las entradas. Estáis todas invitados a participar en los comentarios y a hacer de éste un lugar de discusión. Sólo pido respeto, educación y ganas de participar.
Desde pequeño he sentido una desmedida fascinación por los animales y la naturaleza en general, fruto de ello he acumulado un sin fin de experiencias y termine estudiando biología. Ser biólogo me ha permitido seguir profundizando en mi conocimiento de la naturaleza y vivir de ello, lo que considero un privilegio. Por estas razones siento la necesidad de hacer publicas mis opiniones y pequeños artículos.